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¡Estoy deprimido!


He escuchado a muchas personas autodiagnosticarse no sólo de depresión sino de trastornos de ansiedad, ataques de pánico, alucinaciones, rasgos autistas, histeria, bipolaridad, y un largo etcétera. Y cuando esto pasa lo primero que surge en mí es la duda y la incredulidad no sólo ante su diagnóstico sino ante su malestar.


Pero quiero aclarar, no es que no crea que se sienten mal, es que he visto también a muchos, abusar de un “diagnóstico” para dar lástima, para obtener ganancias secundarias a partir de declararse “enfermos”, de ahí mi incredulidad. 


Muchos términos médicos, psiquiátricos y psicológicos se han vuelto tan coloquiales que han perdido el verdadero significado y peso que originalmente tenían, y esto ha dificultado aún más la verdadera salud mental.



Actualmente hay un mal uso del lenguaje y esto está afectando a tal medida que creemos que con decir “creo que desde pequeño he tenido hiperactividad y por eso soy así” entonces eso significa que el mundo entero debe comprender y aceptar nuestra condición y comportamientos, creando falta de credibilidad ante el verdadero diagnóstico.


Así pues, no todos los que dicen estar deprimidos, lo están. No todos los que se “ponen histéricos” padecen “histeria”, no todos los que se ponen “nerviosos” ante un sucesos padecen un trastorno de ansiedad generalizado, y no todos los niños “hiperactivos” realmente padecen hiperactividad.


Es por ello que ante el malestar que estás sintiendo lo más importantes es saber si es real lo que crees tener. Asiste con un especialista, ¿crees estar deprimido? ve con un especialista; ¿crees estar ansioso? ve con un especialista. Si hiciéramos lo mismo que hacemos cuando algo físico nos aqueja, estoy segura que tendríamos más claridad sobre nuestra salud mental.


"Si hiciéramos lo mismo que hacemos cuando algo físico nos aqueja, tendríamos más claridad sobre nuestra salud mental."


Hace un tiempo, llego un paciente a consulta repitiendo que estaba deprimido y que había días en que no quería levantarse de la cama. Eso era lo que decía; sin embargo, era una persona que acaba de terminar una relación amorosa larga, y aún así era eficiente en su trabajo, no faltaba nunca, mantenía relación con familia y amigos, estaba estudiando y tenía un proyecto de negocio nuevo en puerta; además cuando platicaba conmigo en sesión mostraba una gran gama de emociones desde la alegría al enojo, a la reflexión… así pues ¿estaba deprimido?


En esta caso particular: No, no lo estaba. Y entonces la única pregunta que le hice fue "¿sabes cuántas maneras existen de estar triste?". Y entonces empezó a reír, y me dijo creo que quizá no tengo depresión, sólo estoy muy triste. Y claro que lo estaba, había terminado con su novia. 


Con este ejemplo, lo que quiero es que pienses ¿de verdad conoces de lo que estás hablando? Cada diagnóstico tiene una serie de criterios, y para emitir un diagnóstico clínico hay que cumplir todos los criterios en un lapso de tiempo específico, así pues deja de diagnosticarte, amplía tu vocabulario y date cuenta que si realmente crees tener algo, lo correcto sería buscar ser atendido por expertos de la salud mental: psicólogos, psicoterapeutas, psiquiatras, neurológos, médicos internistas... las opciones son varias.



Y entonces, ¿qué hacer?

De forma personal yo te recomiendo que primero te acerques a la medicina, pues en algunas de las enfermedades mentales hay relación con un desbalance hormonal o neuroquímico, o un mal funcionamiento neurológico, la intervención de un buen médico va a monitorear la alimentación (la salud intestinal es clave), el ejercicio (mente sana en cuerpo sano), y de ser necesario, la medicación. También existen numerosas terapias alternativas o herramientas holísticas que pueden ayudarte con el manejo de algunos síntomas como la meditación, la aromaterapia o la herbolaria.


Entonces, sólo recuerda: las enfermedades mentales sí existen, tal como existen las enfermedades físicas y existen especialistas que atienden y promueven la salud mental: médicos, psicólogos y psiquiatras, principalmente.


Finalmente, te dejo una idea para reflexionar: la clave de la salud mental es conocerte. Si no te conoces ¿cómo puedes saber que algo te pasa? 

Así que por favor ¡cuídate y atiéndete!


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